Historia y cultivo de la guayaba en España

Las evidencias más antiguas sitúan a la guayaba en la época de colonización de los españoles en el continente americano. Es en el siglo XVI cuando los viajeros y exploradores se encontraron en México con este peculiar árbol frutal que se extendía por todo el territorio mexicano.

La historia también reconoce a la tribu Seminole como los primeros en cultivar la planta de guayaba en el territorio que hoy forma la zona norte de Florida en Estados Unidos.

En realidad, el origen de esta planta en particular no está muy claro ya que a pesar de los registros mencionados anteriormente el nombre de la guayaba se le atribuye a la comunidad aborigen de los Arahuaca que habitaba en regiones cercanas a los límites del Mar Caribe. Es por esta razón que se ha llegado a creer que su origen pudo haberse dado en forma simultánea en varias regiones de Centroamérica, ya que se trata de una extensa variedad de plantas propia de estas condiciones ambientales.

La guayaba no siempre ha gozado de la buena prensa que tiene hoy en día. Al cronista franciscano Fray Pedro Simón, cuando llegó en 1604 al continente americano, se le ocurrió escribir un diccionario de las plantas, los animales y las costumbres de los pueblos, así como de los comestibles y productos que ofrecía la naturaleza. A la guayaba la describió como una «manzana a la vista pero con pipas por dentro». Al principio no fue muy bien aceptada arguyendo su mal olor, pero encontró pronto salida preparándola en conserva y postres.

Fray Pedro Simón decía que “los guayabos echaban a perder la tierra, y que se hacían tan espesos que no se podía beneficiar ni el ganado…”. “Hácese de ellas buena conserva . Algunos dicen que no es esta fruta natural de las Indias sino que la trajeron los primeros españoles con otras», concluía.

Francisco Hernández (“Historia Natural de la Nueva España”) dijo que sus hojas eran empleadas por los indios como remedio a las “cámaras” o evacuaciones diarreicas.

Casi a finales del XVII Gregorio López dice que es usada para piernas hinchadas, el bazo opilado y las encías descarnadas además de contra los malestares estomacales.

Aquella fruta rechazada al principio por los colonizadores por su mal olor, siglos más tarde es apreciada por sus bondades medicinales: en la prevención de enfermedades del corazón, ciertos tipos de cáncer y de los accidentes cerebro vasculares.

Con la llegada de los colonizadores españoles a América, se introdujo en Europa un sinfín de alimentos como la patata, el pimiento o los tomates, y también las primeras especies de frutos tropicales. Si bien hay constancia de la introducción de estos árboles en el siglo XVI, su cultivo intensivo no llegó hasta épocas más recientes.

El clima suave de la comarca, ha permitido que en el litoral granadino fructifiquen las plantaciones de mangos, nísperos, guayabas, aguacates y chirimoyas.

Dentro de las frutas exóticas se encuentra la guayaba, que, aunque todavía con una escasa producción, comparada con el resto de plantaciones, está ganando terreno. Así las exportaciones españolas han pasado de 4.188 toneladas por un valor de 5.267 millones de euros en el año 2003 a doblarse en apenas 6 años, hasta llegar en el año 2009 a 8.552 toneladas y los 12.319 millones de euros. El consumo de esta fruta se está disparando espectacularmente a nivel mundial y junto a las chirimoyas, los aguacates, los mangos se han convertido en elementos fundamentales para conformar las ensaladas que se pueden degustar en nuestra zona (Costa tropical granadina). 

 

Fuentes: “Granada Digital”, http://aggnutricion.com/propiedadesdelaguayaba; “Historia Natural de la Nueva España”